Rock sin Fronteras
El grupo OCTAVIA hizo vibrar a más de mil personas que coparon el Teatro de Flores. El grupo entregó todo en las más de dos horas de concierto. Omar González se mostró contento y agradeció al término de cada canción en nombre del grupo. “Es alucinante tener esta experiencia y poder hacerlo cada vez más seguido. Que viva Buenos Aires, que viva Argentina y QUE VIVA BOLIVIA”, arengaba.
Era una noche que empezaba fría, pero que terminaría con cuerpos sudados saltando y cantando en un abrazo fraterno. Los temas fueron apareciendo y la gente los reconocía y coreaba. No falto en ni un tema un grupo de amigos que se emocionara y agitara. Un grupo de paceños que estaban de viaje, bailaban y brindaban en primera fila: “Nos topamos con el concierto, fue una suerte. No lo dudamos, OCTAVIA es el mejor grupo de rock de Bolivia, verlos acá es un orgullo”, comentaba uno de ellos. A pesar de las entradas a 100 pesos, el público cumplió.
Las canciones se mezclaban, nuevos éxitos con temas que ya son clásicos. Ritmos electrónicos con riffs rockeros, zampoñas, charangos y baladas. La extensa trayectoria de este grupo brilló permitiéndoles hacer delirar a grupos de adolescentes, que gritaban y sacaban fotos sin parar, a la vez que algunos señores ya mayores observaban y levantaban las manos cantando.
“Sacias – así acostumbre a decir “gracias” el cantante -, es un honor estar acá. Se lo tenemos que agradecer a los que nos siguen desde el principio. Desde la primera hasta la última fila, de izquierda a derecha, ustedes son los que hacen todo esto posible”, decía Omar con una enorme sonrisa, “Ahora quiero que esta canción la canten todos”, y comenzaban los acordes de DESPUÉS DE TI, mientras el público ardía.
La gente arrojaba camisetas al escenario, agitaba banderas de Bolivia, las chicas se subían a los hombros de sus novios y todo era rock, alegría y nostalgia. Ya habían tocado AJAYU, DESPUÉS DE TI, LA NOCHE y varios de sus éxitos cuando la banda se despidió con más palabras de cariño. Pero no, el público el público empezó a corear y aplaudir y no paró hasta que la banda volvió. Entonces tocaron REDENCIÓN, RH0+, BIENVENIDO y todo estalló en fiesta, el público se empujaba, abrazaba y todos eran uno.
Articulo escrito por Rolando Aparicio para el periódico RENACER.